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Francisco Velasco. Abogado e historiador

LA HUELVA OSCURA

La ciudad más soleada de España, la más oscura. Contradicción “in terminis”, parece. Parece. Mas no hay tal recíproca destrucción porque sí es posible ser y no ser al mismo tiempo. Huelva es tan singular que aglutina en su seno lo más inverosímil. Tantas horas de luz y evitamos el terapéutico sol con techados de humaredas que, a su vez, ocultan la negrura del suelo, desvían el olor a azufre del infierno y simulan el desvaído azul de las aguas.

 

Huelva vive un infierno de contaminación. Por cielo, mar y tierra. La limpidez del medio ambiente ha dejado paso a la suciedad del ambiente medio. No hay día que los onubenses no amanezcamos con bocanadas de contaminación ni nos acostemos con el miedo de nuevos agentes de polución. Las balsas de fosfoyeso se hacen dueñas del paisaje marismeño urbano. El vertedero de Nerva da miedo. El transporte de sustancias peligrosas amenaza cada día nuestras carreteras. Huelva vive en un continuo sinvivir. La pregunta es por qué y hasta cuándo. La respuesta no pasa por injuriar a los onubenses y acusarles de no percibir de manera adecuada.

 

Pedro Jiménez, el lider de Izquierda Unida en Huelva, acaba de presentar una denuncia ante el Fiscal de Medio Ambiente por la presunta comisión de un delito en la planta de inertización de Palos de la Frontera. Los desechos industriales de otros territorios han ido a parar directamente al basurero de Nerva. Lo de vertedero presenta otras connotaciones. Hala, a la Cuenca Minera. Total. Lo que no quieren en Italia, Portugal o el resto de España, al suroeste de la península, al rincón del Estado, al muro de los lamentos inútiles.

 

La denuncia viene de Izquierda Unida. Por lo visto, ningún otro partido ni asociación cívica alguna había conocido que miles de toneladas de residuos nocivos hubieran pasado directamente al escombrero nervense sin someterse al tratamiento preceptivo en Palos.

 

La penultima, en la frente. Un camión de nerofumo, hollín que resulta de la combustión incompleta de cualquier materia orgánica, ha volcado su carga muy cerca del pantano de Nerva. Allí se dirigía el vehículo. La sinuosa carretera añade peligro al ya comprometido transporte. A falta de pan, más piedras. Que no nos falte de ná, que no, que no. Inversiones para revitalizar la mortecina economía de la región, ni una. Todo se encamina a la amortización territorial. A ver quién es el Mendizábal, antes que Madoz, que promulgue las leyes de resurrección. O, al menos, quién el deshollinador que reclame una imposible Mary Poppins.

 

Desde luego, la Junta de Andalucía que mangonea el partido único, no. Por supuesto que el Consejero de Medio Ambiente, menos. Se va a oponer el hombre a la empresa que le paga tanto por hacer nada. Que sea nacido y criado en Huelva, una higa la importa el accidente natalicio ante el peso de la bolsa y del poder. Basta, además, con que se fije en la actividad política abortada por su predecesora, calañesa nata, en la (dis)función.

 

Huelva oscura y soleada. El sol nos abandona al compás de los vertidos. La oscuridad nos domina al socaire de los albañales. Hagan números. Recuenten patologías. La peor de todas, la inacción. Ante el despliegue bélico de la Química invasora, no se produce la necesaria reacción de la Física al contraataque. Mientras no se actúe en consecuencia y en consonancia, Huelva seguirá en su indignante rol de cloaca máxima del imperio. Del imperio de los delincuentes.

 

Sol. Para Huelva, sol. Y luz. Naturaleza en estado puro. Incluso salvaje. Fieras, las que nos han convertido en el sumidero de Europa. Para Huelva, luz y sol.

 

Un saludo.

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